
La persona que no se quiere confundir nunca, que pretende no errar, que precisa ser perfecto para los demás, es una persona que no aprende, que no es consciente de que su motivación como humano es evolucionar. No se desarrollará porque desperdiciará oportunidades. Cada fallo es una oportunidad de mejorar. Desde ese punto de vista, es tranquilizador saber que podemos eliminar de nuestra vida ese irracional miedo al fracaso. Pues el fracaso no existe. Si lo piensas bien, ¿qué es el fracaso?. No es más que la pérdida de una expectativa. Esperabas que sucediera algo que nunca ocurrió. No te frustres ni te hundas. No desperdicies tan valiosa ocasión de aprender. Cuando te sientas fracasar, conecta con tu inteligencia, piensa, analiza, reflexiona, localiza opciones y soluciones que te permitan reparar esa pérdida de expectativas. Vé a la esencia de tu conflicto interior e invierte ese sentimiento de frustración por el despertar de algo nuevo que nace en ti, que te reportará innumerables beneficios. La única emoción capaz de reparar un error es la tristeza, que detecta las pérdidas y rápidamente conecta con la causa que originó el conflicto para mejorarlo y así poder aprender de él. Es la emoción que despierta tu inteligencia y tus ganas de aprender. Como dice Robert Kiyosaki: Si aún no tienes éxito, es porque no te has confundido suficientes veces. Confundirse, equivocarse, fracasar, errar en el camino es aprender. Y esto es algo que nadie puede hacer por ti. Un error te puede llevar a encontrar alternativas que ni imaginas mientras no intentas no confundirte jamás. A partir de ahora, siéntete afortunado cuando vuelvas a fracasar.
Fuente: http://vivirconemociones.blogspot.com.es/2013/10/atrevete-confundirte.html